El presidente de la Asociación Profesional Española de la Protección de Datos, Ricard Martínez Martínez, ha propuesto proveer a los menores de su primera cuenta de correo electrónico nada más ser identificados en la escuela, siempre con supervisión y bajo un dominio público o concertado para así evitar la exposición de los menores a los desconocidos, entre otras cosas.
Martínez, que es un experto de prestigio en los ámbitos nacional e internacional en la materia sobre la protección de datos personales, ha hecho estas afirmaciones en declaraciones a Europa Press durante la visita que ha realizado a Murcia para impartir la conferencia titulada 'Menores, Redes sociales y Privacidad' en el marco de la Jornada de la Sociedad de la Información y la Tecnología (SYTE 12.12).
A su juicio, es "obvio" que ha aumentado el acceso de gente desconocida a menores como consecuencia de las redes sociales, y para evitar la exposición de los pequeños ha propuesto insistir en la educación de los menores y de los padres.
En este sentido, ha puntualizado que "mientras no exista una identificación digital unívoca para todos los usuarios, cosa harto difícil y no sé si conveniente, la autoprotección y el conocimiento son el mejor método". Pero para esta autoprotección, Martínez ha indicado que "existen reglas sencillas, algunas de las cuales aprendemos en el mundo físico".
En su opinión, el problema comienza cuando el niño o niña "abre por sí mismo una cuenta de correo sin supervisión de un adulto". Así cuando un menor llamado, por ejemplo, José Pérez, descubre que su dirección ya existe en muchas ocasiones crea la cuenta 'joseperez2001@proveedor.com'".
En ese momento, el menor "acaba de gritar al mundo aquí hay un menor, varón, al que acosar", así que Martínez insta a preguntarse su "ocurriría esto si la primera cuenta se atribuyese en el contexto escolar con supervisión y bajo un dominio público o concertado".
Por otra parte, recuerda que, en la infancia, a todos "se nos enseña que no hay que dejar puertas y ventanas abiertas cuando estamos solos en casa y no hay que abrir a desconocidos". Martínez afirma que se trata de una regla que, en el mundo digital, se traduce en escoger un perfil privado y sólo aceptar como amigos a quienes se conoce en el mundo físico.
Martínez, quien ha remarcado el compromiso corporativo de los profesionales de la privacidad con la seguridad y privacidad de los menores, ha añadido que los términos redes sociales, menores y privacidad son términos "absolutamente conciliables", y recuerda que, desde un punto de vista sociológico, los menores "son nativos digitales y para ellos Internet es una ámbito más de sociabilidad".
En este sentido, recuerda que la gente actualmente adulta, "seguramente se socializaba cuando era niño en las calles y plazas de su propio barrio jugando al fútbol o a cualquier otra cosa hasta que cerca de la hora de cenar el toque de queda materno, anunciado a voz en grito le hacía regresar a casa".
Hoy en día, este experto explica que los niños "juegan 'online', comparten sus cosas o hacen trabajos en entornos de dialogo privado o público en Internet". Por tanto, añade que las comunidades 'online' que generan las redes sociales "son, desde un punto de vista sociológico, su entorno natural de socialización".
Por ello, considera que corresponde a los gestores de estas redes sociales "el articular políticas de privacidad que no consistan en meros textos legales que nadie entiende o consulta. Y ello se traduce en disponer de mecanismos que eviten el acceso de los menores cuando el proveedor no destina su espacio a este público, y en diseñar e implementar políticas de obtención del consentimiento paterno o materno que respeten el límite de edad, 14 años".
No obstante, puntualiza que "no es una obligación exclusiva de los proveedores" y recuerda que, a día de hoy, el Estado "no dispone de ninguna política de atribución de identidades digitales para los menores, y la firma digital del DNI, por ejemplo, no se les activa, pero ni siquiera se han planteado respuestas más sencillas".
Por ejemplo, afirma que los estudiantes de todas las universidades públicas, una vez se han preinscrito, y por tanto previa identificación, reciben una cuenta de correo electrónico, cuyo usuario y contraseña les sirve para validar su identidad y realizar todos los trámites ante su universidad.
En este sentido, Martínez se pregunta "por qué la primera cuenta de correo de nuestros niños es de 'Gmail' o 'Hotmail', y se plantea si "acaso una vez identificados en su entorno escolar no se les podría proveer de una cuenta y usar esta mediante validaciones LDAP o equivalentes como elemento de verificación".
Al ser preguntado por si es oportuno y beneficioso para las redes sociales establecer un límite de edad mínima para su uso al igual que se hace con el tabaco o las bebidas, Martínez asegura que "no es una cuestión a valorar", sino que es un criterio "normativo".
Así pues, puntualiza que el artículo 13 del Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal "define una frontera clara: catorce años", y "no es algo discutible".
Pero además, este experto añade que, en casos como el juego, la bebida o la pornografía, las prohibiciones de la legislación vigente "son plenamente aplicables a Internet y, por tanto, deben excluir a los menores".
Martínez ha explicado que los principales retos en la materia de redes sociales y menores son dos. En primer lugar, plantea que en el plano técnico se debería disponer de métodos de atribución de identidades digitales "seguros y que permitan una adecuada verificación de la edad y, por tanto, faciliten regular las condiciones de acceso a entornos online".
El segundo reto, ha añadido puede expresarse "con tres palabras: educación, educación, educación". En su opinión, la educación sobre Internet "debe llegar a los planes de estudios y las actividades extraescolares" del mismo modo que lo han hecho la seguridad vial, la educación para la salud o la educación alimentaria.
Además, puntualiza que esta educación "no puede estar basada en el riesgo y en el temor, sino que tenemos la responsabilidad de no asustar a los padres. A nadie se le ocurre enseñar seguridad vial aterrorizando con todos los males derivados de la conducción, o al menos no exclusivamente".
Y es que., según este experto, Internet "abre a nuestros niños un maravilloso mundo de conocimiento, socialización y participación democrática". La cuestión es "cómo vamos a conseguir que aprendan todas las posibilidades que el entorno les ofrece siendo capaces de evaluar y controlar los riesgos".
A su juicio, aunque esto es 'deformación profesional', aprender a valorar la información personal y la vida privada como un patrimonio propio y valioso "constituye un pilar fundamental".
En último, explica que los padres constituyen otro reto a valorar, ya que es una "soberana estupidez" considerar que el niño o niña, nativo digital "sabe mucho de Internet y su padre no".
Para Martínez, si un padre no sabe usar Internet "tiene una fantástica oportunidad de aprenderlo con su hijo, de navegar con él, porque hay algo que un padre siempre podrá transmitir: valores y criterios. Ello sin perjuicio de aprovechar los magníficos recursos formativos que INTECO, la Agencia Española de Protección de Datos, IQUA o red.es ponen a su disposición.
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